EXPERIENCIAS EN JAPÓN
Alberto González Céspedes
Exbecario de "Beca de Monbukagakusho para Profesores"
Octubre del 2003 a Abril del 2005
Describir mi experiencia con la cultura japonesa es algo sencillo, de hecho puedo resumirla en dos palabras: intensa y respetuosa.
Digo intensa porque desde que uno pone los pies en tierra nipona percibe diferencias que se hacen notorias desde la palabra escrita (el idioma) hasta todo aquello no verbal (el modo de comportarse del japonés, por ejemplo). Digo también respetuosa, porque si hay un valor que los nipones me enseñaron a reforzar dentro de mí es el respeto. He de confesar que he conocido gente de distintas nacionalidades, y puedo asegurar que hasta el momento nadie, como los japoneses, han demostrado mayor respeto hacia los demás.
Tuve el privilegio de visitar Japón en el año 2000, como parte de la delegación del SWY 2000 (Barco para los jóvenes del Mundo 2000). En aquella ocasión, conviví con muchos amigos que me cautivaron en múltiples maneras, me parecía realmente interesante la forma de hacer las cosas de los nipones.
Motivado por esta primera experiencia, decidí postularme para las becas Monbusho, en el área de educación. Resulté escogido y me fui a vivir a Japón de octubre del 2003 a abril del 2005.
En Japón residí en Shikoku, la más pequeña de las cuatro grandes islas del archipiélago. La universidad de Kagawa fue mi hogar, también centro de convivencia con un sinnúmero de personas que me ayudaron en todo momento.
En general, mi experiencia la puedo describir en los siguientes puntos:
Estudio: Dentro de los aspectos más sobresalientes diría que la puntualidad destaca al joven japonés, nadie se permite llegar tarde. También el respeto hacia el “senpai” (el superior) es algo destacable, y sin duda el respeto profundo hacia los profesores.
Cultura: Los japoneses poseen una basta cultura la cual preservan cuidadosamente. Un amigo me decía que los japoneses son “modernos por fuera pero tradicionales por dentro”. Esta descripción encierra sin duda la esencia del nipón de hoy: a la moda, con los últimos avances tecnológicos, pero arraigado a una cultura genuina, de raíces fuertes.
La educación: Tuve el privilegio de enseñar español en un colegio a estudiantes de noveno año (en Sakaide). Sin duda, esa fue una de las experiencias más valiosas que he tenido como profesor. Vivir el sistema educativo de un país desde adentro es, definitivamente, la única forma de entenderlo a plenitud. Sentir el respeto de los alumnos, de los profesores y de los padres de familia, fue algo refrescante, máxime cuando en Costa Rica el papel del educador está tan devaluado. Igual de interesante fue ver el comportamiento del estudiantado nipón, su disciplina y su empeño en hacer siempre las cosas bien.
Disciplina: Curiosamente, cuando la gente me pregunta sobre qué fue lo más impresionante de Japón, pregunta a lo que muchos esperan que diga “la tecnología”, siempre contesto que la disciplina fue lo que me impactó más. El japonés es un apasionado de lo que hace, llámese músico, estudiante, deportista, vendedor. Siempre se toma el tiempo para hacer las cosas bien, nada se improvisa.
Mi experiencia como becario en Japón es memorable, me dio vivencias que me han ayudado a consolidarme como profesional y como ser humano. Siempre estaré agradecido por la oportunidad y espero que muchos otros costarricenses tengan la posibilidad de vivir esta inmersión cultural y educativa tan gratificante.

